Cine social europeo: Retratos de marginalidad y precariedad
09/12/2025
08/12/2025
En el cine europeo, la figura de los gemelos siempre ha constituido un espejo fascinante para explorar la identidad, la moralidad y el vínculo humano. En películas como Mi siglo XX de Ildikó Enyedi (1989), Sunbeat de Clara y Laura Laperrousaz (2017), y Remember to Blink de Austėja Urbaitė (2022), la doble presencia, ya sea literal o simbólica, se convierte en una herramienta narrativa poderosa para cuestionar la dualidad, el trauma y el sentido de pertenencia. Cada obra, a su manera, revela hasta qué punto la semejanza y la diferencia coexisten en la experiencia humana.
Enyedi presenta uno de los dúos más impactantes del cine: Dóra y Lili, dos hermanas separadas en la infancia en un momento de transición histórica. Una se convierte en una seductora aventurera, la otra en una activista revolucionaria. Su parecido físico contrasta con sus ideales opuestos, transformando el recurso de los gemelos en una reflexión sobre la condición femenina moderna. Mientras Dóra encarna la sensualidad y el materialismo, Lili representa el intelecto y la rebeldía política. A través de ellas, Enyedi muestra la identidad fragmentada de la mujer del siglo XX: dividida entre el deseo y el deber, atrapada entre el placer y el progreso. El blanco y negro luminoso de la película, junto con la fascinación de la directora por la electricidad y la tecnología, refuerza este juego de contrastes y contribuye a exponer un juego de dualidades: luz y sombra, invención y destrucción, modernidad y pérdida.

El drama franco-portugués Sunbeat aborda la figura de los gemelos en un marco más íntimo y familiar. Dirigido por las hermanas gemelas Clara y Laura Laperrousaz, el film muestra la vida de Iris y Gabriel, que pasan el verano en Portugal con sus dos hijas gemelas de seis años, Emma y Zoé. Pero bajo el calor veraniego se oculta un gran secreto; la muerte de una hermana mayor. Las niñas, aparentemente inseparables, revelan poco a poco una fractura emocional. Sus rostros idénticos se convierten en espejos que reflejan el duelo, la culpa y la pérdida de la inocencia. Aquí, la dualidad representa la dificultad del duelo familiar: detrás de la semejanza, surge la diferencia; en este caso, discreta e irreversible. Al dirigir a gemelas reales en una puesta en escena simétrica, las directoras transforman la intimidad doméstica en un drama psicológico sobre la memoria, la pérdida y la repetición.

En esta película, Austėja Urbaitė adopta un enfoque más metafórico. La historia nos muestra a una pareja francesa que adopta a dos niños lituanos, y contrata a Gabriele, una joven lituana que ejercerá de traductora y cuidadora, para ayudarlos a adaptarse. Los niños no son gemelos, pero forman un dúo simbólico; unidos en el exilio, pero gradualmente separados por la mirada de los adultos. A medida que Gabriele crea un vínculo con los niños, los límites familiares se vuelven más difusos: la autoridad frente a la empatía, la pertenencia frente a la diferencia, los padres frente a la joven. Los dos niños se convierten en un reflejo del otro, en un doble movimiento de arraigo y desarraigo.
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A través de estas tres películas, la figura del doble, en forma de gemelos o a través del simbolismo de las distintas parejas, sirve como un prisma de exploración de la construcción del yo y de las contradicciones humanas. Para Enyedi, los gemelos encarnan la dualidad de la modernidad; para las hermanas Laperrousaz, revela el dolor del recuerdo; para Urbaitė, simboliza la fractura cultural y afectiva. Los gemelos se convierten así en un lenguaje visual capaz de expresar hasta qué punto lo semejante y lo distinto se confunden… llegando a veces a traspasar los límites entre el amor, la identidad y el poder.
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