Las mil y una vidas de Marion Cotillard en el cine

Una actriz nacida en el escenario 

Hay una cierta tranquilidad en la manera en que Marion Cotillard se expresa; una intensidad silenciosa que recuerda a las diferentes mujeres que interpreta en la pantalla. Para ella, actuar nunca fue una elección consciente: está inscrito en su ADN. «Crecí con padres actores», dice con naturalidad. «Desde que tengo memoria, siempre quise ser actriz». 

Creciendo entre bastidores en la compañía teatral de su padre, Cotillard se sintió rápidamente atraída por el potencial de la narración y la energía del público, completamente entregado a lo que pasaba sobre el escenario. La admiración de su madre por Greta Garbo también moldeó su sensibilidad. «Fue la primera actriz que me fascinó. Despertó en mí el deseo de hacer cine», explica Cotillard. La influencia de Greta Garbo y de su singular presencia (en equilibrio constante entre la encarnación y la desaparición) se percibe en el arte interpretativo de Cotillard, repleto de control y matices, con una gran capacidad para combinar fuerza y vulnerabilidad. 

Édith Piaf en La Vie en Rose: un trabajo colosal antes de la consagración

La carrera de Cotillard da un giro decisivo con La Vie en Rose de Olivier Dahan, un retrato de la legendaria cantante Édith Piaf. «Comprendí bastante pronto que lo más importante en este oficio es el trabajo», confiesa. Durante meses, se sumerg en el universo de Piaf, estudiando su voz, sus gestos e incluso su respiración, y todo ello sin cantar ni una sola nota en la película. Aunque para la actriz, la preparación más importante es la interior.

«En La Môme, hubo un gran trabajo de investigación, pero sobre todo de encuentro interior», explica Cotillard. Interpretar a Piaf es sumergirse en el misterio: «Hay un misterio en cada uno de nosotros. Si para uno mismo es ya difuso, para otra persona supone tener que ahondar aún más profundo». 

Una actriz polifacética: el arte de adaptarse a cada papel

Cotillard rechaza la idea de un método único de interpretación, de una fórmula mágica que pueda aplicar a todas sus películas. Por el contrario, cada personaje requiere un enfoque nuevo. En Dos días, una noche de los hermanos Dardenne, se propone ensayar sin descanso, dominando cada gesto hasta volverlo instintivo. En Inception de Christopher Nolan (con un laberíntico guion), Cotillard se esfuerza por unir las piezas del rompecabezas. Lee y relee el guion, compara sus notas con las de Leonardo DiCaprio y finalmente comprende que las respuestas solo se encuentran hablando directamente con el director. «Teníamos tantas preguntas», ríe. «Y cuando ves la película, finalmente todo cobra sentido». 

Mujeres atormentadas, pero resilientes: ¿el hilo conductor de una carrera? 

Cotillard interpreta a menudo a mujeres atormentadas y heridas, pero con un carácter invencible. Sin embargo, la actriz admite que solo se da cuenta del parecido entre sus personajes después de haberlos interpretado. «Son las otras personas las que me lo hacen ver», admite. «Los papeles parecen encontrarme, como si fuera una maravillosa coincidencia». El rodaje de De óxido y hueso de Jacques Audiard la marcó especialmente: «Su genio a veces me invadía. Emocionalmente, pero también físicamente. Era casi visceral». 

Colaboración y alegría en el rodaje 

Durante el rodaje de The Immigrant de James Gray, Cotillard acogió la intensidad interpretativa de Joaquin Phoenix, partidario del method acting; una técnica que consiste en sumergirse completamente en el personaje. A pesar de la carga dramática de ciertas escenas, de la gravedad de los temas o de su peso emocional, Cotillard aprecia los momentos de ligereza en el set: «Incluso cuando son películas dramáticas, me gusta que haya alegría», dice. Un pequeño error en una réplica (Marion Cotillard trabándose con una palabra en polaco) fue suficiente para provocar una carcajada general y cambiar la dinámica de su colaboración. 

Un espejo dentro de otro: interpretar a quienes interpretan 

Olivier Père destaca un tema recurrente: Cotillard interpreta a menudo a intérpretes; cantantes, actrices o estrellas, mujeres que desempeñan un papel y que, a su vez, deben asumir otro en un juego de espejos, que puede llegar a ser vertiginoso. Al hablar de Innocence de Lucile Hadzihalilovic, la actriz expresa su desconcierto y fascinación: «Interpretar a alguien que actúa es como sostener un espejo frente a otro espejo. Te revelas y te escondes al mismo tiempo». 

El cine como transformación 

Para Marion Cotillard, el cine es una experiencia de empatía y descubrimiento, en constante renovación. «Cada papel es una nueva persona que uno conoce», dice. «El cine está tan vivo».

Accede a la entrevista de Marion Cotillard y Olivier Père aquí.